domingo, agosto 12, 2007

FOTOGRAMAS DE NOSTALGIA

“Las viejas cintas de cassettes se resisten a desaparecer”, decía en su título una nota aparecida en un diario de hoy. Claro, uno puede pensar que los nuevos soportes y la velocidad con la que se actualizan ya les han firmado el certificado de defunción. “Que horror” - pensé, “¿qué voy a hacer entonces con mi caja donde descansan mas de 100 cajas y sus respectivas cintas?”
Cómo guiado por un acto reflejo defensivo fui a echar una ojeada en mi pequeño e inútil tesoro. Allí están, un poco amarillas, opacas, con las carátulas desgastadas, algunas rotas y otras que han quedado desnudas al haber perdido su protección plástica. Cada caja tiene una historia que puedo recordar sin esfuerzo. Mirando aquí y allá, entre tantas, apareció una de Banana, el grupo que lideraba César Pueyrredón junto a su hermano a principio de los 70’s. Rápidamente la calcé en una de las puertas de mi equipo y comenzó a sonar. “¡Qué maravilla!”, me repetí diez veces por lo menos, al tiempo que la música hizo explotar un arsenal de recuerdos que afloraron con su mejor traje de nostalgia.




¡Cómo se disfruta la nostalgia cuando viste de etiqueta a los buenos momentos!. Una tras otra, las canciones me hicieron viajar por aquellos años; una tras otra fueron desvelando ante mis ojos los rostros, los olores, los colores, los nombres, los paisajes, las pequeñas alegrías y tristezas, las noches de insomnio, los largos regresos a casa después de una noche de sábado.
Banana es para mí sinónimo de sábado a la noche, de discoteca, de confitería bailable (como llamábamos inocentemente a cualquier lugar con poca luz donde podíamos divertirnos, bailar y ligar si además, estábamos en una noche de suerte). En la Buenos Aires de los 70 no había teléfonos móviles y difícilmente alguno de los amigos tuviera auto; te movías en transporte público (bondi(*), subte o tren) porque el taxi era un lujo. Las barras de amigos tenían un punto de reunión al cual, desde temprano, iban llegando ya empilchados (*) y una vez reunida la cofradía se decidía el destino.
Los destinos eran muchos y decidir adónde ir dependía de muchas cosas. "NINO" en Vicente López; “ENAMOUR” y “SUNSET”, en Olivos; “SAINT GEORGE”, en Martínez; “JUAN DE LOS PALOTES”, “PINAR DE ROCHA” y “CAMELOT” en Ramos; “BAMBOCHE” en Flores; “SAN JORGE” en Urquiza o “MI CLUB” en Banfield, entre muchos otros. Cada lugar tenía su encanto y su particularidad como para forzar una elección, pero en todos, a lo largo de la noche, sonaba Banana a la hora de los lentos. Por eso al escuchar, después de tantos años, las canciones de ese Grandes Exitos, no pude evitar este viaje en el tiempo a modo de paseo, para revivir esa etapa de la vida, en la cual todo nos pasa delante de los ojos, como el paisaje a través de la ventana de un tren de alta velocidad; fotogramas que quedan grabados pero que difícilmente podemos recordar, a menos que, algo los despierte.


(*) Bondi: autobus / Empilchado: vestido con tus mejores galas