lunes, diciembre 31, 2007

Vientos de Agua (Capítulo personal)

El de barba fuimos todos

El último post del año. No quiero ni tengo ganas de hacer balances de fin de temporada ni prometerme cosas que finalmente, sé que no voy a cumplir, pero tengo ganas de hablar de mi pequeña gran experiencia en Europa. El pasado 22 de diciembre se cumplieron cinco años de mi llegada a España y como cada año agradecí ésta oportunidad que me llegó en la vida, cuando más la necesitaba. Los hechos de diciembre de 2001 en Buenos Aires significaron, para mí, la orden de desalojo. Tenía que abandonar el país. Diez años después se confirmaban mis pronósticos; todo lo que dije y que me llevó a más de una discusión con gente que creyó en Menem y su visión de que las vacas vuelan. A mi el corralito no me afectó, porque como nunca confié en el sistema, los 4 duros que tenía, estaban en mi casa. Es más, me favoreció porque me pesificaron la hipoteca y la prenda del auto, pero sentí que aquello era el final. Conmigo ya no contarían para nada más. Aquel veinte de diciembre, cuando salí de La Trastienda de ver a David Lebon y la ciudad estaba en llamas, las esquinas con piquetes de enmascarados quemando neumáticos, la gente en la calle decepcionada batiendo cacerolas, pidiendo lo que nadie le dio ni le dará jamás; aquella noche, volviendo a mi casa, sentí miedo y asco.
Un año después, el 22 de diciembre de 2002, aterricé de madrugada en el aeropuerto de Santiago de Compostela. Hacía frío y llovía a cántaros. El mal tiempo continuó, aquel año en Galicia, hasta pasado el día de reyes. Cuando salió el sol por primera vez y me dejé acariciar por el azul diáfano de mi nuevo cielo, comprendí que no me había equivocado. Me costó encontrar trabajo, por aquello de que hoy en el mundo, si tienes menos de treinta te falta experiencia y si pasaste los cuarenta, estás desactualizado. A pesar de todo confiaba en que tendría una oportunidad, porque España es un país de oportunidades, como alguna vez lo fueron, los países latinoamericanos. Han cambiado algunas cosas, porque el río de la plata que conquistaron españoles e italianos cien años antes, era la tierra prometida, un territorio sin fronteras donde estaba todo por hacer. Europa es actualmente, una gran nación de veinticuatro países, donde está casi todo hecho, pero siempre hay cosas por hacer.
Para adaptarse a este medio hay que estar dispuesto a ser honesto, humilde y competitivo. Aquí nadie te regala nada. Cada día tienes que demostrar que vales; que estás dispuesto a aprender y en modo fundamental, ser agradecido. Particularmente, no dejo pasar oportunidad de reflejar mi gratitud. Este país me dio una chance, me abrió sus puertas, me ofreció seguridad, salud y educación. El Estado Español me demuestra cada día que le importo como ciudadano, pero que más le importo como persona y eso, definitivamente, me ha hecho mejor persona. Hoy tengo guardado bajo cuatro llaves el “Manual Práctico de Viveza Criolla” y en cambio trato de ejecutar cada día, el “Manual Práctico del Buen Ciudadano”. Hoy siento que quiero a este país y a su gente; me alegra y me conmueve su alegría y su tristeza; me emociona la historia más reciente y oír hablar a las generaciones que vivieron la guerra civil; me puedo pasar horas escuchando a un anciano, y me repito mentalmente “ésta gente sí, que aprendió la lección”. Esa misma gente, casi siempre, me pregunta cuándo me voy a volver, si tengo planes a futuro. Siempre les digo lo mismo: “únicamente que perdiera la memoria y me olvidara los motivos que me llevaron a emigrar, podría cometer semejante error”. Después de todo, y como reza un viejo refrán del refranero español: “la vaca no es de donde nace sino de donde pace”.

Pd. Un beso a todos y será hasta el año próximo.

lunes, diciembre 17, 2007

en vuelo...

El avión se coloca al principio de la pista y acelera al máximo las turbinas. Son las cinco de la tarde y el sol otoñal de Madrid brilla desvergonzado. Miro a través del pequeño ojito que es la ventanilla y siento como cada vez que viajo, la extraña sensación de dolor-placer que me dice que estoy vivo. La sombra del avión sobre el asfalto se dibuja con una nitidez que no recuerdo haber visto anteriormente. Acelera la máquina y acelera la sombra. Yo voy en la máquina, pero sé que también voy en la sombra. El avión eleva apenas el morro y la sombra, como resignada por no haber ganado el sprint, se marcha en sentido contrario.
Me quedo observando la sombra que se agranda, difumina y aleja lentamente mientras el avión toma altura. Me siento partido en dos; me siento en un limbo a mitad de camino entre la vida y la muerte. Traía conmigo un periódico y una libreta de sudokus para el viaje, que no consigo abrir. Casi una hora con la mirada fija a través de la ventana, buscando en la superficie del planeta que gira diez mil metros más abajo, la sombra en la que viaja algo de mi. Me preocupa saber cuánto de mi va en cada lado. Mi corazón late en la parte que va en el avión; lo sé porque puedo oírlo, pero ¿qué mantiene con vida a esa otra parte de mi que viaja en la sombra?. ¿Dónde está realmente la sombra en este momento? ¿Y si el sol se apagara de repente, qué pasaría con mi otra parte? Me desespera pensar que mis dos partes no puedan volver a juntarse nunca más; me da mucho miedo que en la parte que viaja en la sombra viajen mis sentimientos, mis recuerdos, mis imágenes de ti, los archivos de la memoria que conservan el proyecto final de aquel amor inmenso que jamás se llevó a cabo.
La voz del comandante avisando que estábamos próximos al aeropuerto de Santiago, me obliga a cambiar de postura, recoger la mesilla, ajustarse el cinturón. La ciudad ya se ve en detalle. Pasamos sobre ella y viramos casi ciento ochenta grados para quedar de frente a la pista. Las turbinas aceleran y los flaps se despliegan. Perdemos altura y el paisaje recupera su naturalidad. Cuando debemos estar a poco más de cien metros de altura, veo aparecer la sombra entre los bosques que rodean al aeropuerto. Está por detrás de nosotros pero viene muy de prisa. Nada la detiene y llega justo en el momento en que el chirriar de los neumáticos nos indica que tocamos tierra. Respiro hondo. El avión se detiene junto a la manga y la sombra está allí. Cuando atravieso la salida me invade una especie de paz celeste de saber que por esta vez, al menos, he recuperado todo lo mío, que durante una hora permaneció en tierra, dentro de la sombra.

Pd. Si quieres pasar por aquí, hay cosas nuevas

sábado, diciembre 01, 2007

¿Bailamos...?

(Este post se me ocurrió por algo que escribió Milo en su blog)

El baile debe ser de las pocas cosas que ha estado presente en todas las civilizaciones, culturas y épocas en las que el hombre ha sido protagonista, ligado a todas las actividades religiosas y sociales de las personas. Por ejemplo, no existe película con aspiraciones que no incluya una escena de baile entre sus protagonistas.
No me interesa analizar la evolución del baile desde la antigüedad hasta nuestros días, sino señalar o recordar de qué manera, una hermosa canción que nos permita bailar con “ese otro” que está frente a nosotros, puede proporcionarnos un momento irrepetible de felicidad, aislarnos del mundo, suspendernos en una nube, enamorarnos.
Mucha gente declara que no le gusta el baile, pero pienso que lo hacen, solamente para encubrir la timidez que les provoca lanzarse a algo que atrae y gusta a todos. El miedo al ridículo es más fuerte que el deseo de moverse al compás de una música que opera como si fuera un gran engranaje acoplado en el alma.
La mayoría de las personas cultivan el baile durante su adolescencia y primera juventud; luego, tristemente, lo abandonan sin darse cuenta que están dejando de lado una actividad que puede mantenerles jóvenes y vitales hasta el último de sus días.
Todos tenemos “esa canción” que nos gustaría bailar con la persona que amamos o con la cual podríamos enamorarnos de manera rotunda de la otra parte, todos hemos soñado o hemos sido protagonistas de un baile que llevamos grabado a fuego. Muchos prefieren los lentos, otros los rápidos donde se puede mostrar destreza.
A mí, ésta canción me parece “La Canción” para bailar y enamorarme y desear que el mundo se detenga. Me gustaría, además de las opiniones, conocer cual es esa canción que puede ser el leit-motiv de tu vida, con la cual te has enamorado o con la que estás seguro que perderías la noción del tiempo.
(Y después me armaré un disco con todas ellas)
(La canción es Stumblin in, cantada por Suzie Quatro y Chris Norman allá por los '80)


domingo, noviembre 11, 2007

Historias con Soundtrack

A veces el tren pasa una sola vez;
sólo se suben a él quienes confían que pasará.


Tengo debilidad por los perdedores y las historias de perdedores, tal vez porque en la intimidad que me refleja un espejo, me considero uno de ellos. Al leer la noticia del salto a la fama del ganador del certamen de talentos ingleses, no pude evitar conmoverme, de igual manera que lo hizo la jurado y la mayoría de los presentes durante su actuación.
Paul Potts, un verdadero ejemplar de hombre gris, con un parecido asombroso a Mickey Rooney, había soñado durante treinta y siete años de su vida con cantar ópera. ¡Cuántas veces lo habrá comentado entre sus amigos, familiares y cercanos y cuántas veces se habrán reído de sus delirios aprovechando que él estuviese mirando hacia otro lado; cuántas veces se habrá mirado al espejo y habrá sentido lástima de sí mismo, de su imagen, de su sonrisa de dientes deformados!
Pero algo mágico hizo que se presentara al concurso, tal vez porque es un concurso donde no se realiza un casting previo, que no hubiera sorteado simplemente por su aspecto físico. No nos olvidemos que la tele es la sublimación de la belleza antes que del talento. Primero demuestra que eres bello, que si además tienes talento, pues tu camino al cielo está allanado.
Paul llegó ante su jurado y seguramente no advirtió por su nerviosismo, que nadie daba un garbanzo por su actuación y mucho menos cuando casi de manera inaudible reveló que venía a cantar ópera. La expresión de la mayoría reflejó la incertidumbre ante la actuación de alguien que sin decir agua va, venía a ponerse a la altura de Pavarotti...¿pero quién se habrá creído?.
Comenzó a sonar la música, esa especie de karaoke que les ponen, y aún se oía el rumor de la gente que no paraba de hablar. Apenas su voz dejó escapar las primeras palabras de “Nessun dorma”, aria del acto final de Turandot, la ópera que Giacomo Puccini dejó inconclusa al morir, el mundo pareció detenerse y el mismo mundo representado por el público presente sintió un nudo en la garganta y estalló en el aplauso final.
Agradezco a Paul la enorme satisfacción que me produjo su triunfo y también le doy las gracias por abrirme el alma y los oídos a la ópera, un género musical al que jamás le di la oportunidad de demostrarme nada.

El primer video muestra el día de su presentación



Aquí, el día que ganó el certamen con su traje de gala



Este hombre ha ganado 100.000 libras por el concurso; ya ha grabado un disco que es número uno en varios países y tiene completa su agenda de actuaciones y reportajes para el año 2008.

martes, octubre 30, 2007

Recuperando vida...

Días atrás, haciendo limpieza en el escritorio de mi ordenador de trabajo, encontré una serie de textos y poemas que fueron escritos hace más de dos años. Los había olvidado por completo, lo que significa que no habían ido a parar a las carpetas donde guardo todo aquello que escribo desde hace doce años. Nada más leerlos, recordé con la exactitud de estar viendo una película, los motivos, las circunstancias y el momento durante el cual fueron escritos. Pude revivir las sensaciones y los diferentes estados de ánimo que por entonces dominaron mis días. Recuerdo que las transiciones de la alegría a la tristeza, en ambos sentidos, ocurrieron con demasiada rapidez, sin dejar tiempo siquiera a realizar cualquier proceso. Como cada vez que he escrito un poema, lo hice ante la cruel necesidad de quitarme la presión que el cúmulo de sensaciones en estado de ebullición, golpeaban a mi alma. Desconozco porqué permanecieron todo este tiempo fuera de lugar y agradezco que el destino los haya conservado y que este azar, que nunca deja cabos sueltos, me los haya devuelto. No he recuperado simples poemas; he recuperado emociones, alegrías, dolor, palpitaciones, imágenes, rostros, colores de ojos, sonrisas y tantas cosas más; he recuperado tiempo de mi vida. Casi de inmediato pensé: “¿y por qué no publicarlos para darle vida a ese blog que inventé hace algún tiempo y que permanece en blanco? ¿Qué mejor ocasión para echar a correr “el azar nunca deja cabos sueltos”? Y allí están, con la sola pretensión de ser un puente, a través del cual, las almas puedan abrazarse.


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martes, octubre 23, 2007

Una puerta a ninguna parte

El próximo domingo hay elecciones presidenciales en Argentina y habiendo seguido la campaña por la prensa, uno no puede ser más que pesimista. Imagino quienes deben sufrir y padecer el diario vivir de ésta campaña electoral plagada de mentiras, falsos índices de crecimiento y cifras engañosas; imagino la decepción de quienes saben que el día después, todo seguirá igual y que nada va a cambiar porque no han cambiado ni los actores ni el guión.
Cuesta creer estando lejos, que uno haya vivido tantos años inmerso en ese mundo ficticio diseñado con pulcritud por la casta política. Cuesta creer que casi cuarenta millones de personas vivan sus vidas como Jim Carrey en The Truman Show, en medio de una irrealidad disfrazada, donde nada sucede como parece o le hacen parecer que sucede.
La sociedad argentina deberá seguir esperando el milagro y es triste que un país tenga como única esperanza, la milagrosa aparición de un Mesías político que aporte el revulsivo capaz de sacarlo del coma profundo en el que se encuentra tanto como nación, como sociedad.
Lo peor, es que los dirigentes políticos son conscientes de ésta realidad y desde hace ya muchos años, buscan afanosamente corporizarse en ese Mesías. En consecuencia ninguno planea o trabaja para el futuro, haciéndolo en cambio, para el minuto de gloria. La fiebre ha ido bajando y afectando a toda la familia política. Lo que comenzó en los niveles más altos ha ido contaminando a toda la ralea hasta llegar a las bases mismas. Hoy es fácil detectar, tanto en el discurso político de un candidato a presidente como en el de un “puntero” de barrio, la promesa de ser el elegido que viene a abrir las aguas y a multiplicar los panes y los peces.
Tengo la sensación de que los millones de ciudadanos que el domingo irán a las urnas, lo harán con esperanza, como siempre, pero que, lamentablemente, seguirán abriendo una puerta que no da a ninguna parte.
Nota: Para que todo no sea tan dramático os dejo tres viejas canciones que parecen haber sido compuestas para el matrimonio K.

domingo, septiembre 23, 2007

El y Ella (Cosas que pasan todos los días)

EL
Aparqué frente a la puerta misma de la oficina de correos y me entretuve rellenando el formulario de la carta certificada que enviaría a Madrid. Intuí que un coche paraba delante del mío y alcé la vista, un movimiento de rutina que me dejó ver una pequeña furgoneta estacionada casi a cuarenta y cinco grados, de la que se apeó una mujer rubia que cargaba un bolso y unos cuantos sobres. Se la notaba apurada, por el paso largo, aunque en un momento desvió la vista hacia donde yo estaba, cruzando nuestras miradas por un instante. Me llamó la atención la trenza en la que envolvía su cabello.

ELLA
Sabía que por estar apurada, no encontraría lugar para estacionar en la puerta del correo. Eso no falla jamás. Como pude, medio de punta, aparqué la furgoneta y bajé rogando no tener que esperar demasiado. Los funcionarios de correos y especialmente los que me tocan en suerte, siempre son lentos, algo que me exaspera. Al bajar vi que desde el coche que estaba detrás del mío, un tipo que me miraba. Intenté no girar la cabeza, pero antes de traspasar la verja de entrada, miré hacia él, que buscó disimular jugando con un bolígrafo entre sus labios y haciendo que pensaba, vaya a saber en qué.

EL
Cuando entre a la oficina, que esta en una planta baja luego de atravesar un pequeño jardín, había dos personas esperando ser atendidas: la rubia, que ya había apoyado su lote de sobres en el mostrador, y un anciano que entró justo antes que yo. El único funcionario en ese momento, hablaba por teléfono en un despacho contiguo. No me privé de observar a la rubia aprovechando que ella, de espaldas, no podía verme. No era el tipo de mujer que se me hubiera quedado en la mente en otra circunstancia, pero el mero hecho de poder mirarla con atención me hizo ver pequeños detalles que me gustaron. Por ejemplo, calzaba unas sandalias que dejaban sus pies casi desnudos y éstos eran realmente bellos; además llevaba puestos unos pescadores color natural de tiro bajo y una remera blanca muy corta que dejaba descubierto parte de su cuerpo . En un momento, al ponerse de perfil, para ser atendida, pude ver la curva perfecta de su cola y la chatura del abdomen.

ELLA
Milagro divino, -susurré para mí al entrar-, nadie esperando. Error: la funcionaria, que hablaba tranquilamente por teléfono en el despacho del jefe, ni se inmutó al verme aparecer. Apoyé, o más bien arrojé con violencia, los sobres en el mostrador pero no fue suficiente para que cortara la comunicación como hubiera debido hacer. Miré a través de la ventana que da al pequeño jardín que separa el edificio de la acera y bajaban, caminando lentamente, un anciano y el tipo del auto. Supuse que al haber tres personas esperando, apuraría el trámite del teléfono. Otra vez error, así que a seguir estirando la paciencia. El anciano, que tosió un par de veces y el tipo del auto, que continuaba mordisqueando el bolígrafo, parecían tener todo el tiempo del mundo, por eso, seguramente se entretuvieron mirándome el culo. Sentía sus miradas con la intensidad de un masaje. Esta vez no quise volverme: era como preguntarles ¿les gusta?. La funcionaria apareció con la mejor cara y sus movimientos en cámara lenta.

EL
El anciano también se entretuvo observando a la rubia. En determinado momento hasta giró para intercambiar conmigo una mirada cómplice y una sonrisa. Seguramente, ella estuviera sintiendo el peso de nuestros ojos. Las mujeres saben cuando las están observando y sin importar el sexo del observador, es algo que les halaga. De todos modos, mantuvo la postura e hizo como si nadie estuviera detrás, aunque al retirarse no se contuvo de echarnos una ojeada, lo que motivó un pequeño tropiezo con un paquete que el anciano cargaba en su mano izquierda. Sólo la relativa agilidad de éste, al levantar el brazo, evitó que la rubia se fuera al suelo. Apenas sonrió dando las gracias y se marchó rápidamente, a pesar de lo cual, noté que un fuerte rubor encendió su rostro.

ELLA
Sin importarle que estuviera con prisa, pasó cada sobre por el lector óptico, pegó con irritante parsimonia cada etiqueta y luego emitió la factura antes de cobrarme. Deben haber sido pocos minutos o tal vez ni siquiera eso, pero me parecieron tiempo suficiente para sentirme radiografiada por los dos tipos que aguardaban su turno. Al retirarme me resultó imposible evitar el cruce de miradas. El hecho de que el anciano estuviera mirando hacia mi ombligo hizo que me distrajera y tropezara con algo que llevaba en su mano. Por poco no me fui al suelo. A pesar de ello, el tipo del auto, ni se movió. Dije gracias y salí como alma que la lleva el diablo, mientras sentía que toda la sangre de mi cuerpo se concentraba en mis mejillas.

EL
Cuando salí, me sorprendió que la rubia permaneciera dentro de la furgoneta hablando por teléfono. Sólo hacía movimientos afirmativos con la cabeza y sonreía con frecuencia. Pero, ¿hablaba realmente o era sólo un pretexto para permanecer allí a la espera de que yo saliera?. La verdad es que ella en ningún momento pudo observarme con detenimiento y ahora tenía su oportunidad. Aunque me pareció absurdo mi pensamiento, la posibilidad de que así fuera, elevaba mi autoestima.

ELLA
Todo sucedió tan rápido que no podía recordar el rostro del cretino del auto, que no movió un dedo para evitar que me cayese. Cuando fui a poner el vehículo en marcha sonó el móvil. Era mi socio para avisarme que él ya había ido al banco, previendo que yo no pudiera hacerlo a tiempo. Me hizo gracia que cuando le conté que casi me había ido de bruces al suelo, me dijera que la próxima vez le avisara, así me dejaría caer en sus brazos. En eso apareció el tipo del auto haciéndose el distraído pero con la vista clavada en mi. Avanzó lentamente como si yo estuviera esperándole. Lo ignoré por completo. Corté la llamada, arranqué y me fui.

EL
La cosa es que la rubia se quedó en mi cabeza el resto del día. Eran su trenza, sus pequeños y perfectos pies, el color dorado de su piel en las fronteras adyacentes del ombligo y la suave curva de la cola y el pecho. En definitiva, que poco sabía de su rostro. Me di cuenta que no podía recordar su color de ojos, ¿pero los había visto realmente?. Por momentos sentí no haber estado a la altura de las circunstancias: debí haber intentado un acercamiento. Sobre las nueve de la noche pasé por el supermercado a comprar víveres. pues mi nevera me había dado el ultimátum. Me acerqué a una caja rápida y no pude creer que la persona que estaba delante fuera la rubia. Una primera reacción fue la de buscar otra caja, pero la sensatez me obligó a quedarme allí. Era una oportunidad y no iba a desaprovecharla. Ella tardó en darse cuenta, porque hablaba por el móvil. Sólo alcancé a oír lo último que dijo: “quédate tranquila que no me olvido...luego te llamo... un besito”. Cuando le tocó el turno me vio, seguramente por el rabillo del ojo. Esta vez yo no estaba observándola como en el correo; ahora quería mirarle directamente a los ojos, necesitaba leer algo en ellos. Apenas se giró, dije “hola, ¡qué casualidad!”. La rubia sonrió y también dijo “hola”. Pero no hubo tiempo para más nada. La cuenta estaba lista y la cajera aguardaba el pago. Antes de hacerlo pidió que le cargaran diez euros en la tarjeta de teléfono. Para ello, dijo lentamente cada uno de los nueve dígitos. Memoricé el número que no era fácil. Lo había hecho a propósito. Me estaba pidiendo que la llamara, sólo era cuestión de marcar. Mientras se alejó hacia la puerta me quedé mirando aquella forma casi perfecta de cuerpo de mujer: era realmente hermosa. Luego de pagar, anoté el número en la parte de atrás del ticket y me fui agradecido de mi buena fortuna.

ELLA
Pasé el resto de la tarde en la fábrica, preparando envíos y supervisando que en las cajas no faltase ningún artículo. Le conté a mi socio los pormenores de lo sucedido en el correo, donde no me caí de pura casualidad. Me preguntó qué me hubiera dolido más, si el golpe o el ridículo. Por supuesto que el ridículo, respondí. Le expliqué que me había sentido incómoda al saberme observada por aquellos dos hombres y que seguramente por eso no vi dónde caminaba. Al salir de la oficina pasé por el supermercado. Casi me desmayo cuando estando ya en la caja para pagar, veo que se acerca el tipo del auto. Me pareció que dudó en cambiarse de caja, pero al fin se puso detrás de mi. ¿Querría seguir observándome? ¿Es que no le fue suficiente lo del mediodía?. A un mismo tiempo, el tipo que ahora miraba con desesperación, la cajera que pasaba la compra por el lector de barras y el móvil que sonaba. Mi observador intentó iniciar una conversación. No se por qué pero le respondí, tal vez un acto reflejo: te saludan y saludas. Pero la cuenta estaba hecha y la compra en la bolsa. Me fui tan rápido como fue posible, pero esta vez, cuidando de no tropezar con nada ni con nadie. Antes de poner en marcha el auto llamé a mi abuela para avisarle que tal como me lo pidió, había cargado su tarjeta del móvil.
LA ABUELA
¿Quién...? No, hijo... ni llevo trenza ni nos vimos en el correo...

domingo, agosto 12, 2007

FOTOGRAMAS DE NOSTALGIA

“Las viejas cintas de cassettes se resisten a desaparecer”, decía en su título una nota aparecida en un diario de hoy. Claro, uno puede pensar que los nuevos soportes y la velocidad con la que se actualizan ya les han firmado el certificado de defunción. “Que horror” - pensé, “¿qué voy a hacer entonces con mi caja donde descansan mas de 100 cajas y sus respectivas cintas?”
Cómo guiado por un acto reflejo defensivo fui a echar una ojeada en mi pequeño e inútil tesoro. Allí están, un poco amarillas, opacas, con las carátulas desgastadas, algunas rotas y otras que han quedado desnudas al haber perdido su protección plástica. Cada caja tiene una historia que puedo recordar sin esfuerzo. Mirando aquí y allá, entre tantas, apareció una de Banana, el grupo que lideraba César Pueyrredón junto a su hermano a principio de los 70’s. Rápidamente la calcé en una de las puertas de mi equipo y comenzó a sonar. “¡Qué maravilla!”, me repetí diez veces por lo menos, al tiempo que la música hizo explotar un arsenal de recuerdos que afloraron con su mejor traje de nostalgia.




¡Cómo se disfruta la nostalgia cuando viste de etiqueta a los buenos momentos!. Una tras otra, las canciones me hicieron viajar por aquellos años; una tras otra fueron desvelando ante mis ojos los rostros, los olores, los colores, los nombres, los paisajes, las pequeñas alegrías y tristezas, las noches de insomnio, los largos regresos a casa después de una noche de sábado.
Banana es para mí sinónimo de sábado a la noche, de discoteca, de confitería bailable (como llamábamos inocentemente a cualquier lugar con poca luz donde podíamos divertirnos, bailar y ligar si además, estábamos en una noche de suerte). En la Buenos Aires de los 70 no había teléfonos móviles y difícilmente alguno de los amigos tuviera auto; te movías en transporte público (bondi(*), subte o tren) porque el taxi era un lujo. Las barras de amigos tenían un punto de reunión al cual, desde temprano, iban llegando ya empilchados (*) y una vez reunida la cofradía se decidía el destino.
Los destinos eran muchos y decidir adónde ir dependía de muchas cosas. "NINO" en Vicente López; “ENAMOUR” y “SUNSET”, en Olivos; “SAINT GEORGE”, en Martínez; “JUAN DE LOS PALOTES”, “PINAR DE ROCHA” y “CAMELOT” en Ramos; “BAMBOCHE” en Flores; “SAN JORGE” en Urquiza o “MI CLUB” en Banfield, entre muchos otros. Cada lugar tenía su encanto y su particularidad como para forzar una elección, pero en todos, a lo largo de la noche, sonaba Banana a la hora de los lentos. Por eso al escuchar, después de tantos años, las canciones de ese Grandes Exitos, no pude evitar este viaje en el tiempo a modo de paseo, para revivir esa etapa de la vida, en la cual todo nos pasa delante de los ojos, como el paisaje a través de la ventana de un tren de alta velocidad; fotogramas que quedan grabados pero que difícilmente podemos recordar, a menos que, algo los despierte.


(*) Bondi: autobus / Empilchado: vestido con tus mejores galas

lunes, julio 30, 2007

NKCK

(Una fórmula tan explosiva como peligrosa e impredecible)
Podría ser una fórmula química con componentes de Nitrógeno, Potasio y Carbono. Seguramente daría algo muy explosivo y en consecuencia peligroso. Pero no es una fórmula química, son las siglas de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner, una fórmula de consecuencias imprevisibles, si tenemos en cuenta el espejismo que NK quiere presentarle a su gente para convencerlos de que todo marcha viento en popa y la ilusión que CK quiere venderle a propios y ajenos (recordar que anda de gira por el mundo haciendo lobby) de que lo mejor aún está por venir y que llegará de su mano.
Claro que toda esa mentira sobre falsos bienestares e inmejorables porvenires se da de bruces contra la mayoría de las noticias que aparecen a diario en la prensa argentina en internet. Inseguridad ciudadana, huelgas, piquetes, secuestros express, extorsiones del gobierno a los distintos sectores productivos, emisión indiscriminada de moneda para mantener los tipos de cambio, regulación forzosa de precios y tarifas de los servicios, funcionarios investigados porque rapiñan todo lo que les pasa cerca, trabajo en negro, "planes trabajar" para falsear las cifras del desempleo, sistemas de transporte deficitarios y deficientes, puentes cortados, falta de gas en invierno y de luz eléctrica en verano, en fin que la lista sería interminable.
Pero la frutilla de la torta, para demostrarnos una vez más que la mentira es interminable, aparece hoy: “Córdoba: una mujer decidió alquilar su vientre para poder mantener a su familia”, una noticia que deja entrever claramente la situación angustiante que padecen decenas de miles de argentinos que no cuentan para ninguna estadística; ni para la que habla del aumento en la facturación de las grandes superficies comerciales, ni para la que destaca el gran aumento en la construcción y la venta de automóviles cero kilómetro, ni para la que anuncia el récord de turistas en las vacaciones invernales, ni para la que quiere hacernos creer que el desempleo se sitúa en un dígito.
Esta mujer, además de haber caído en desgracia, tiene, como millones de sus compatriotas, la puta suerte de no existir para las estadísticas y de no importarle un carajo a nadie.

lunes, julio 23, 2007

Crónica de una noche inolvidable

La previa de una noche que iba a ser muy larga comenzó temprano. Queríamos estar pegados a la misma valla al pie del escenario para lo cual era indispensable estar primeros en la fila, a la hora que se abrieran las puertas. A las siete y media, entonces, nos colocamos casi al comienzo de una de las cinco filas de acceso. Me entretuve observando el “precalentamiento” de muchos adolescentes y otros no tanto, que se preparaban para el recital ingiriendo grandes cantidades de alcohol en una improvisado “macro botellón” y fumando todo lo fumable, algo que no alcanzo a comprender, seguramente, por un punto de vista generacional.




Sobre las nueve menos cuarto, se dio la orden de abrir las puertas. Todo el mundo con su entrada en la mano y a correr escaleras abajo para llegar al mismo escenario. Lo logramos. La cosa es que aún faltaba una hora y media para que arrancara un show que duraría cuatro horas. Lentamente el recinto se fue llenando hasta quedar colmado. Calculo que habría unas ocho mil personas que. a las diez y media en punto, comenzaron a cantar las dos primeras canciones que interpretaron Andrés y Fito junto a sus respectivas bandas. Luego cada uno hizo su “set”, comenzando Calamaro, tal vez por ser el de mayor edad.




Yendo a las actuaciones individuales, adelanto que me gustó mucho más la parte de Fito y Fitipaldis. Musicalmente me siento más cercano al esmirriado Fito, al sonido más rockero y cuadrado de su música, a los riffs y a la contundencia de sus músicos en forma particular. A Calamaro, a quien respeto por lo que representa en los dos continentes, lo noté algo cansado, pero no cansado de esta gira, sino como cansado en general. No obstante se esforzó en sacar su show adelante y lo hizo muy bien, más que nada, porque recibe el apoyo incondicional de su público (era mayoría anoche) que corea y canta la totalidad de su repertorio. Entonces, el aprovecha para regular su esfuerzo, frasea e improvisa. Andrés Calamaro no necesita de músicos virtuosos para su espectáculo, desde que él es el imán que atrae toda la atención. Es un ídolo con mucho carisma y a un ídolo se le perdona todo, hasta que se acompañe de una banda intrascendente y se pierda en alguna canción.



Ya en la madrugada del domingo, se despidió Calamaro y saltó Fito a escena. Con su metro y pico escaso, de altura y un cigarrillo que no abandonó nunca, deleitó a su público, a partir de un sonido infernal y el propio virtuosismo sumado al de cada uno de los músicos de su banda. Este hombre, casi caricaturesco en sus movimientos y gestos, mantuvo en alto a su audiencia a pesar de las dos horas de show que lo precedieron. La gente cantó y bailó al ritmo frenético de los riffs y se llenó el corazón de vida a partir de las magistrales interpretaciones de la banda, especialmente el saxofonista y el guitarrista.
Ya sobre el final regresó Calamaro con su banda a unirse a Fito y los suyos para un final a toda orquesta con casi diez mil personas cantando Flaca y aplaudiendo a rabiar. Mientras nos íbamos, atravesando la fría madrugada, pensaba en la gran cantidad de espectáculos que he visto en mi vida y creo que durante mucho tiempo, este “2 son Multitud” de Calamaro y Fito Cabrales, integrará mi podio junto a los Rolling Stones (Bridges to Babylon, Buenos Aires 1998) y Los Redondos (Córdoba, 2001).

lunes, julio 16, 2007

Mientras duró, fue una fiesta

Update nº 1



Todos, menos los organizadores del espectáculo y las autoridades de Santiago de Compostela, saben que ésta ciudad es una de las que más lluvia recibe al cabo del año. Y como estamos en verano y se supone que nos asamos de calor hasta el 30 de agosto es que decidieron armar un escenario playero (sin techo ni protecciones laterales) para el recital. La conclusión es que cuando se estaba por cumplir la primera hora del show (debía durar dos horas y media) se largó el vigésimo chaparrón del dia/noche y se suspendió.
Mientras duró, fue realmente un tiempo de éxtasis musical y artístico. Estos dos pájaros, a pesar de los años y las batallas libradas, están para seguir dando guerra. Joaquín está recuperadísimo: delgado, deshinchado y con la voz ronca pero potente y el Nano, está mejor que nunca, ni siquiera ha perdido un ápice de su esplendorosa voz; canta las viejas canciones igual que antes. Arrancó con Pueblo Blanco y debo confesar que no pude para de llorar mientras la cantaba en voz baja...esa canción que dice tanto, esa canción que me dice tanto. Después Joaquín cantó Princesa y otra vez la garganta hecha un nudo cantando a viva voz con los más de diezmil que copábamos la plaza del Obradoiro...Pero llegó el chaparrón que estuvo amenazando desde dos horas antes del comienzo y obligó a suspender...


La última canción, Serrat la cantó sentado en un parlante empapándose literalmente...sin mosquear, con una profesionalidad envidiable. No daba para más. El peligro de que ocurriera una desgracia estaba latente. Una pena porque nos perdimos lo mejor. Lo que más me pesa son las lágrimas que no pude soltar... que seguramente hubieran desbordado en los bises; cuando se bajara el telón. Las tengo atragantadas.
A quienes puedan ver este espectáculo, les recomiendo no perderlo.

sábado, julio 14, 2007

4 Ases en Santiago



Se vienen dos fines de semana a toda música...Mi ciudad, Santiago de Compostela, ha sido bendecida con la presencia de los cuatro ases de la música popular y como era lógico sólo me los perdía si me hubieran abducido los extraterrestres...pero como ello no ha ocurrido (felizmente) estaré en ambas fiestas....

lunes, julio 09, 2007

¿Quién está utilizando a Quién?



La “Fiebre del Poder” es una grave enfermedad que siempre ha llevado a la muerte política y al oprobio a quienes la han padecido. Como no alcanzó con la experiencia del “Pocho” Perón y Menem, ahora es Mr K el que infectado, quiere quedarse hasta que lo saquen en helicóptero.
Hoy ha dicho que su esposa “hará historia”...que los parió, ¿no habrá querido decir que él y su esposa se quieren quedar con la historia?. El tipo es como esos equipos de fútbol que hacen un gol en los primeros minutos y después quieren defender el resultado como sea y al costo que sea. Claro, el tipo declaró el default (un verdadero golazo), mandó a tomar por el culo a todos los tomadores de bonos de la deuda argentina y se proclamó el nuevo prócer de las pampas. Hecho lo hecho, a defenderse a capa y espada y ahora a mandar a tomar por el culo a la tribuna que le reclama que siguiera desplegando el “jogo bonito” que más de cinco generaciones de argentinos vienen esperando.
La cosa es que el hombre a pesar de tener uno ojo desviado (sin ánimo de ser peyorativo), no se ha desviado un ápice del punto de fuga donde confluyen todas sus aspiraciones, desconocidas en su mayoría aunque intuidas por todos y por eso peligrosas.
“Hay una mujer que viene dispuesta a hacer el cambio dentro del cambio y a darle a la Argentina la construcción de justicia y dignidad definitiva", recalcó en alusión a la Primera Dama...y yo me pregunto (y estoy seguro que la mayoría también lo hará), ¿por que carajo no hiciste vos la construcción de justicia y dignidad definitiva?
Sólo el mezquino deseo de perpetrarse en el poder puede llevar a un político a meter a su mujer en su lugar, para seguir gobernando desde la cocina de su casa o lo que sería peor, a actuar como un verdadero lavarropas. Lo llamativo es que no se trata de un caso aislado: el paradigmático caso de Evita se ha propagado peligrosamente en la base política peronista. Evita, Isabel, Zulema, Chiche y ahora Cristina, ¿no es demasiada coincidencia?

jueves, julio 05, 2007

APARECIO LA MUJER DEL HOMBRE DE LA BOLSA

Felisa Micelli, Ministra de Economía de Argentina

Cuando éramos pequeños y nos portábamos mal, nos amenazan con llamar al “hombre de la bolsa”, para que nos llevara en su bolsa con destino incierto y para siempre. Pues bien, todos crecimos convencidos de que el tal hombre de la bolsa era soltero, ya que jamás se le conoció esposa, novia o compañera (aunque hoy los pensadores modernos dirían que era homosexual). Al parecer el hombre actuaba solo. Nuestros padres jamás hablaron de la “mujer de la bolsa”. Pero la mujer existía y acabó como Ministra de Economía del Sr K. y es la Señora Felisa Micelli
El pasado 5 de junio, un equipo de la brigada de explosivos del cuerpo de bomberos de la policía federal, en una inspección de rutina, encontró en el baño privado de la Ministra en su despacho del Ministerio de Economía, una bolsa de papel con 241.000 dólares en efectivo (metálico para los españoles).
Resulta que desde la época “gloriosa” de Martínez de Hoz, se realiza esta rutina cada mañana antes de la llegada del Ministro. Sucede que de Hoz, temía que los montoneros le pusieran una bomba, entonces hacía revisar su despacho y adyacencias. La bomba para el Ministro de la dictadura no existió jamás, pero como nadie jamás dio la orden contraria, los bomberos siguieron con su rutina entre bostezos y puteadas.
La prensa local y complaciente guardó silencio; el acta que labró la brigada donde constaba la cantidad y su desglose desapareció rápidamente y la investigación se comenzó a hacer a regañadientes. Pero claro, la Ministra, como buen funcionario, tiene sus enemigos y éstos, no iban a desaprovechar semejante circunstancia para cobrarle viejas deudas o llamémosle mejor, que actuó el equilibrio de la democracia. No olvidemos que entre las perlitas de la Micelli, figura la sugerencia a los argentinos, de comer carne solo dos veces por semana, cuando la carne subió de precio y la gente se quejó. Seguro que ella es vegetariana o sufre de divertículos.
En su defensa, la Micelli, sostuvo que ese dinero era para una operación inmobiliaria particular que había fracasado. Es decir, la Ministra de Economía compra/vende una propiedad sin dejar rastro de la misma, con dinero negro que no sale de un banco sino de un colchón o una caja de seguridad y va a parar a otro colchón u otra caja de seguridad, cuando no a las Bahamas. La escritura jurará que el bien se traspasó por la cifra mínima que pueda soportar de acuerdo al valor catastral, y todos contentos.
La denuncia en su momento la realizó Jorge Lanata (leerla porque no tiene desperdicio) y hoy la publicó El País de Madrid con lo cual se puede se puede estar seguro de que no se trató de un bulo.
No se me ocurre otra cosa que pensar que, definitivamente, a nuestros gobernantes les gusta e interesa que Argentina siga militando en tercera. Alguna vez estuvimos entre los diez más desarrollados del primer mundo; hoy estamos entre los diez más desarrollados del tercer mundo; los gobernantes han sido consecuentes, lo cual tiene su mérito.

domingo, julio 01, 2007

Decisión

Alguien dijo: “Si para llegar a un lugar existe un camino, es porque alguien ha estado allí anteriormente”...por eso, para llegar a tu corazón no tomaré un camino conocido; si alguna vez llego a él, será de un modo en el que no lo haya hecho nadie.

sábado, junio 23, 2007

AUTODEFINIDO

Bueno, parecía que al final pasaría la fiebre de los memes y saldría invicto....ja! nada más alejado de la realidad. El asunto es que desde Miami y Valencia me nominaron para semejante strip tease de la personalidad. En rigor de verdad soy bastante reacio a este tipo de cadenas, pero de pronto pensé, “es un juego” y que ¿por qué no jugar entonces?.
Tanto Mel como Bego son personas por las que siento verdadera simpatía y cariño, así que aquí están las ocho confesiones.

En esta oportunidad me tomaré la licencia de saltarme las reglas y no pasárselo a nadie...después de todo alguien debe dar el primer paso para romper la cadena, no?

1- No puedo vestirme por las mañanas sin tomar un buen baño. Es una costumbre que mantengo desde que tengo uso de razón. He llegado a bañarme con agua helada de un molino estando una vez de acampada.

2- Cuando hicieron el set up de mi reloj biológico la cagaron, porque un día ideal para mi, comienza a las 10 de la mañana y concluye a las dos de la madrugada. Como se ve llevo dos husos horarios de retraso. ¿Alguien sabe donde hay que tocar para corregir eso?

3-Desde la temprana adolescencia me gusta ir bien perfumadito. Carolina Herrera es mi fragancia por defecto: siento ese perfume y me siento a mi mismo. De todos modos alterno con otros aromas. En este momento en el banco de suplentes hay tres que son: Eau de toilette de Kenzo, L’eau D’Issey y Fahrenheit. O sea que soy un buen cliente de los Duty Free.

4- Soy fatalmente impuntual para cualquier cosa relacionada a la obligación, pero terriblemente puntual para cualquier asunto relacionado al ocio o la devoción.

5- Aprendí a tocar la guitarra cuando tenía 17 años para ligar más con las niñas. Y hay que reconocer que la máxima se cumple a rajatabla. La primera canción que toqué y canté de forma decente fue “Canción para mi muerte” de Sui Generis: ese día comprendí que tenía un arma letal para conquistar corazones.

6- Tengo debilidad por los niños, las mujeres sensibles y con sentido del humor y los ancianos con buena memoria histórica; y eso sucede desde siempre no desde que comencé a ejercitar la memoria histórica.

7- Soy Cáncer y Caballo de Madera en los horóscopos; no fumo y bebo moderadamente; alguna vez consumí alguna sustancia, pero fue hace mil años; escribo poesía que me da muchísima vergüenza mostrar a los demás y tengo una media novela que espero terminar antes de cambiar de estatus.

8- Y hablando de cambios de estatus, no le tengo miedo a la muerte. Es más, me parece un momento de climax, como un orgasmo; el momento de la verdad, de la única verdad. Lo que me jode es la incertidumbre de saber qué coño hay más allá...porque estoy seguro que algo hay, porque en el universo no existe nada que no tenga un antes y un después.

domingo, junio 10, 2007

SAN LORENZO CAMPEON 2007



Hoy es una noche demasiado especial y la alegria se me funde con la tristeza de no poder estar ahí en medio de la hinchada mas gloriosa, fiel y con huevos del mundo entero...porque no existe en la tierra una HINCHADA como la del CICLON...la mejor.
Nos toca salir campeón pocas veces, pero seguramente es para mantener el equilibrio con los demás equipos y las demás hinchadas que son realmente frígidas y apáticas...
GRACIAS CICLON, POR HACER FELIZ A TANTO CUERVO EN LA DISTANCIA!!!
GRACIAS CICLON POR HACER FELIZ A NUESTROS HIJOS QUERIDOS (BOSTEROS Y QUEMEROS)
GRACIAS CICLON POR ESTE SENTIMIENTO INCONTROLABLE.

UN ABRAZO A TODOS LOS CUERVOS DEL MUNDO
MARCELO

domingo, junio 03, 2007

Reflexiones mirando el techo en una noche de insomnio

La verdadera lucha del espíritu es contra la mediocridad. La grandeza consiste en darnos cuenta que si permanecemos inmóviles, caeremos en sus garras inexorablemente. El desafío consiste en llegar al final de la vida con la certeza de haberle ganado la batalla, de haber evitado que se apropiara de nuestro espíritu o al menos con la tranquilidad de no habernos rendido.
Alguien dijo que muchas personas nacen mediocres, otras se vuelven con el paso del tiempo y a otras la mediocridad las cubre como el agua y ni se enteran. La mayoría de los seres humanos nadan en semejante fluido con la gracia con que el pez se mueve en su entorno. Y al igual que el pez, que no sabe que esta sumergido en el agua, los mediocres desconocen estar sumergidos en la mediocridad.
Creo que el ser humano es mediocre por defecto; que en alguna vuelta de su mapa genético está el disparador que le azuzará a perfeccionar su mediocridad. Basta echar un vistazo alrededor nuestro para darnos cuenta de ello. Hay personas que hasta se esfuerzan por alcanzar grados superlativos en el escalafón de los mediocres.
La mediocridad no descansa. Está en permanente movimiento buscando cada pequeña debilidad de nuestro espíritu y de nuestro corazón para ganar su terreno. El conformismo, la desidia, la pereza, la soberbia son algunos de sus mas fieles aliados y son a la vez muchas de las pieles que utiliza para mimetizarse.
Cuando pensamos, por ejemplo, que es tarde para hacer algo que deseábamos, ya sea porque creemos que ha pasado nuestro momento o porque ya no contamos con la fuerza de voluntad que deberíamos, estamos siendo mediocres; cuando transgredimos una norma de convivencia, simplemente porque nos creemos más listos, estamos siendo mediocres; cuando nuestro único objetivo es ganar en vez de competir, estamos siendo mediocres; cuando somos insensibles a una puesta de sol o a una luna llena reflejada en el mar, simplemente porque sabemos que el fenómeno volverá a repetirse de manera periódica, estamos siendo mediocres.
En todos los órdenes de la vida, en cada una de las trincheras que ocupamos habitualmente se puede y se debe luchar contra la mediocridad. En cada actividad el ser humano puede destacar por su lucha o por su pasividad. Así mismo creo que dónde la mediocridad hace estragos es en la política - ¡qué difícil es hallar un político sano!- y donde tiene el paso vedado es en el arte.
Admiro a los artistas, porque creo que el arte es el camino más seguro para blindarse contra la mediocridad. Un artista, es alguien comprometido de forma muy seria en en esta pelea. Un músico que compone no está haciendo otra cosa que buscando la perfección, así como el que escribe o el que pinta o el que esculpe o el que actúa. El artista jamás se da por satisfecho; siempre vuelve a crear porque confía en que lo mejor aún está por llegar. Un actor que se mete en un personaje es alguien que busca activar la reflexión en los demás; es alguien comprometido en sacarnos del mar de la mediocridad por un momento para hacernos ver que se puede mejor vivir fuera de ese entorno.
Temo más a la mediocridad que a la muerte y mis bajones anímicos coinciden siempre con esos momentos en los cuales me siento tentado a bajar la guardia; en los momentos en los que pienso que jamás volveré a escribir un poema; cuando miro un punto del mapa y me asalta la certeza de jamás estaré en ese lugar; cuando releo esa novela que no puedo terminar y pienso “¿para quien la estoy escribiendo?”; cuando intuyo que ya no volveré a enamorarme.

sábado, abril 14, 2007

Pregunta, facil o dificil...?

¿Alguien sabe exactamente qué indica, -si es que existe ese "algo"- el momento en el que una relación ha terminado?
¿Existe esa señal irreversible que nos aliente a tomar una decisión sin posibilidades de cometer un error?

lunes, marzo 26, 2007

HISTORIAS CON SOUNDTRACK 2
(No sé si esto que les cuento pueda resultar interesante o es que me estoy volviendo un viejito romántico y sentimental, pero sentí la necesidad de compartirlo)

Tarkus nació durante el verano de 1977 en la ciudad de Buenos Aires,en el barrio de La Paternal. Era un proyecto de dimensiones incalculables, alimentado por la irreductible imaginación de cuatro amigos que estaban convencidos de cambiar, con su música, todo aquello que pudiera ser modificado. Una noche que ya nadie recuerda con certeza, la habitación que servía de dormitorio a los hermanos Marcelo y Alejandro, se transformó en la sala de ensayo/cuartel de la banda.


TARKUS 1977 (Marcelo, Jorge, Alejandro, Hugo)


Por entonces, el rock nacional era sinónimo de “marginalidad” y cosa under; las radios emitían casi exclusivamente música en inglés y lo poco que se escuchaba en castellano, salvo el tango y el folclore, era lo que se llamó en su momento, “música complaciente” y estaba orquestado y pagado por las divisiones locales de las multinacionales discográficas.
Exceptuando Sui Generis, que logró un fenómeno de masas de forma natural, el resto del espectro musical rockero se movía en pequeños escenarios y locales, muchas veces allanados por la policía a mitad de la función. A pesar de todo, había una sensación de que se estaba gestando algo grande y todos, sin excepción, soñábamos con ser parte de aquella transformación. Ese era el espíritu de Tarkus y el motor que conseguía que cada noche de los cinco días de la semana, entre las siete y las doce de la noche, la banda arremetiera una y otra vez con un repertorio mitad Beatles, Rollings y Credence y mitad canciones propias basadas en duros riffs y letras en castellano.
Fueron dos años de rascar y rascar en una época donde tener un buen instrumento era utópico; donde grabar un demo suponía desembolsar una pequeña fortuna; donde tocar en público sólo se conseguía si se estaba dispuesto a salir a hacer bailes en los clubes de provincia. Aquellos años fueron ásperos y acabaron sistemáticamente con la mayoría de los sueños tejidos en interminables madrugadas. La ceniza de la ilusión se mezcló sin darnos cuenta con la de cientos de Parisienes consumidos uno tras otro.
Un día que ya nadie recuerda de 1980, la banda pareció morir de muerte natural y cada uno de los cuatro corazones guardó su ilusión bajo cuatro llaves y la llevó a recorrer el mundo. Marcelo, Alejandro y Hugo se fueron a Canadá; Jorge se quedó en Buenos Aires. Marcelo regresó al poco tiempo; diez años después lo hizo Alejandro. Hugo se quedó en Canadá para siempre y Jorge (el único que siguió ligado a la música) se fue a vivir a Mendoza donde se le perdió el rastro por mucho tiempo. La crisis del 2001 se llevó a Marcelo a España. Ese mismo año, a través de un hijo que lleva su mismo nombre, volvió a tener contacto con Jorge. La nueva tecnología hacía posible que a pesar de las distancias, los amigos volvieran a encontrarse.
Un día que ya nadie recuerda de 2006, Marcelo planea su primer viaje a Buenos Aires desde que emigró a España. Lo primero que imaginó fue lo “groso” que sería despertar a Tarkus, aunque más no fuera por unos cuantos días. El único problema era ver que disponibilidad tendría Hugo para coincidir con los demás en Buenos Aires. Un mail a Canadá con la idea y una respuesta inmediata preguntando “¿cuando hay que estar en Buenos Aires?”. Treinta años después Tarkus comenzó a sacudirse el polvo que lo cubrió mientras todos lo creyeron muerto, cuando en realidad había estado dormido.
El 24 de febrero Marcelo llegó a Ezeiza; al día siguiente Hugo regresó después de catorce años. Esa misma noche un asado en casa de Alejandro reunió a los viejos camaradas tejedores de sueños imposibles. Fue un viaje en el tiempo; volver a sentir la adrenalina de los veinte años; la indolencia de una época donde el pasado era patrimonio de los viejos, el presente se tomaba de un trago como un vaso de aguardiente y el futuro no iba más allá del día siguiente; la dulce y narcótica sensación de haberse despedido la noche antes, compartiendo el último pucho.


TARKUS 2007 (Marcelo, Hugo, Jorge, Alejandro en batería)

Los siguientes cuatro días, Tarkus recobró el aliento y la memoria, en una pequeña sala de ensayo cerca de Dorrego y Corrientes. La banda volvió a sonar y los corazones se pusieron otra vez al tope de las revoluciones y como si los treinta años se hubieran reducido a treinta horas, las sesiones tuvieron la mística de otras veces. La duda estaba en Alejandro, quien realmente había estado veintisiete años sin sentarse detrás de una batería, pero le bastaron un par de horas para que sus brazos y piernas trabajaran de modo independiente; Jorge siempre fue músico y Hugo y Marcelo tuvieron siempre una guitarra a mano.
Grabamos dos canciones para llevarnos algo, además de los buenos momentos vividos: Ruta 66, como un homenaje a Pappo y un tema del grupo, que por entonces gustaba mucho donde lo tocáramos. Tarkus, ha vuelto a dormir...pero esta vez lo ha hecho feliz. Nosotros, sus creadores también, luego de haber comprobado que nuestra propia energía bastó para mantenerlo “vivito y coleando” durante tres décadas.

(Las canciones están para escucharlas si realmente lo deseais, en el singingbox. Atreverse es exclusiva responsabilidad de cada uno.)

miércoles, enero 17, 2007

Historias con soundtrack

La primera vez que salimos me dijiste que, si bien te gustaba la danza, rechazabas ir a una discoteca a bailar. Te molestó que soltara una carcajada y el castigo fue un beso que terminaste mordiéndome el labio. En una ciudad como Buenos Aires, que a mediados de los setenta tenía casi tantos lugares de baile como farmacias, era demasiado extraño que una adolescente, a pesar de los argumentos, fuera tan radical respecto a una costumbre generalizada.
Aquella noche empecé a conocerte y a quererte pero fue mucho tiempo después cuando, realmente, admiré tu sólida rebeldía y la libertad con la que actuabas. Ibas contra el sistema y todo lo que éste quisiera imponerte. Detestabas maquillarte por el mero hecho de embellecerte y la ropa, sólo te importaba que estuviera limpia y fuera adecuada al clima. Y yo, para hacerte hablar, no hacía otra cosa que mencionar marcas, modas y lugares top de la noche de Buenos Aires. Eso me divertía.
Es que vos tenías un concepto diferente de la vida. Mirabas las cosas desde otro ángulo; tu punto de vista parecía un lugar lejano donde nunca nadie de nuestra edad había estado. Podías pasarte horas hablando de política, filosofía, Freud o de cine. Adoraba escucharte, aunque todo aquello me sonara a “chino básico”, como te dije una noche cuando querías explicarme, a grandes rasgos, los fundamentos del marxismo.
Con el tiempo me di cuenta lo importante que fuiste en mi vida, porque cuando ya no estuviste, la semilla de tu inquietud quedó sembrada en mi alma y una manera de recordarte fue bucear en cada uno de tus temas preferidos.
Nuestra relación siempre estuvo signada por la inmediatez de la cosa improvisada. Tenías novio - me lo dejaste bien claro desde el primer momento – y en cuanto regresara de España, harías tus papeles y juntos marcharían a vivir a Canarias. ¿Estarás allí ahora? En ocasiones, me resultaba inevitable apartarme del guión, que habías escrito para los dos y hablar de futuro y aunque no lo expresara con las palabras, lo pensaba continuamente. Guardaba la esperanza de cambiar el final de la historia y que la heroína se quedara con el "otro". Sabías de mi debilidad por ti como que hubiera hecho cualquier cosa por transformar nuestra relación de amor al paso en una estación donde apearnos por el resto de la vida. Pero tu respuesta siempre fue la misma, “carpe diem, mi amor”. Finalmente hube de reconocer que tenías razón: si piensas demasiado en el mañana el hoy te pasa inadvertido.
Y llegó el día. Lo elegiste como quien elige un restaurante par una ocasión irrepetible. Me tomó de sorpresa que me pidieras de ir a bailar el sábado. ¿Por qué? te pregunté; “porque me lo pediste muchas veces”, fue tu respuesta al otro lado del teléfono. Esa noche te habías maquillado apenas, pero no recuerdo haber visto un rostro más luminoso; llevabas un pantalón negro acampanado y una camisa blanca muy ajustada de cuello grande y un perfume cítrico que, hoy mismo, podría reconocer entre miles. En todo momento tuve la sensación de que el mundo giraba en torno de ti; me parecía que la gente que colmaba el sitio eran todos extras de una superproducción que vos y yo protagonizábamos. Bailamos; nos reímos de nosotros y del mundo que nos circundaba; nos pusimos alegres con un par de gintónics y nos besamos como nunca hasta que anunciaron la última canción. Quedaba poca gente en el salón y sonó “killing me softy with his song” en la voz de Roberta Flack. Nos abrazamos y bailamos. Te repetí que te quería. Te pregunté si me querías. Me abrazaste más fuerte y no quisiste mirarme a los ojos.
Horas más tarde, mientras jugaba con tu pelo y vos con tus dedos dibujabas círculos concéntricos en mi ombligo, te dije que tenía el presentimiento de que no nos volveríamos a ver. “No pienses en eso, el azar nunca deja cabos sueltos”, fue tu conclusión.


sábado, enero 06, 2007

Las ideas al servicio del absurdo





Si tuviera que colocarle un calificativo al atentado de ETA en la T4 de Barajas, diría que es un hecho absurdo. También son absurdas las dos muertes que se produjeron, así como los daños materiales y colaterales derivados.
La palabra absurdo significa “contrario a la razón”, y creo que no hay mejor palabra para definir el atentado, simplemente, porque quienes lo provocaron así como las motivaciones que puedan subyacer detrás de sus ideas, me parecen absurdas, es decir contrarias a la razón.
Puedo comprender la rebelión de un individuo o un pueblo sojuzgado, oprimido, limitado o privado de sus libertades físicas y culturales, discriminado o abusado; puedo entender a quién comete un crimen en defensa propia o para proteger a su familia; soy de los que piensan que “el fin justifica los medios”. Entonces me pregunto ¿cuál es el fin de ETA que justifique estos medios?
El pueblo vasco ni se encuentra sojuzgado, ni oprimido, ni limitado o privado de sus libertades físicas y culturales, ni discriminado, ni abusado; su gente no se encuentra amenazada en su integridad.
¿Dónde está el enemigo entonces? ¿Es el resto de España el enemigo? ¿Burgaleses, andaluces, valencianos, gallegos o madrileños? ¿Son éstas personas los enemigos del pueblo vasco de quiénes hay que defenderse y a quiénes se debe atacar?
Cómo puede ser que en una época dónde la política internacional de las sociedades europeas marcha hacia la eliminación de las fronteras y la integración, pueda existir un puñado de nostálgicos cuyo único fin sea crear una frontera dónde nunca la hubo. Qué base lógica puede explicar el discurso frío y literal de una pancarta que reza “autodeterminación del pueblo vasco” o “libertad para Euskadi”.
Cualquiera que haya estado alguna vez en el País Vasco sabe y ha visto que el pueblo vasco esta totalmente autodeterminado y que vive en la más absoluta libertad. Tienen y ostentan su bandera, cuentan con instituciones gubernamentales, económicas y políticas; poseen medios de prensa y televisión autonómica; hablan su propia lengua sin ningún tipo de restricciones, la enseñan en los colegios libremente y cualquiera puede elegir la educación de sus hijos en euskera; está garantizada la libertad de cultos y no existen problemas étnicos. ¿Dónde reside el conflicto? ¿Qué es lo que falta a cualquier vasco para sentirse plenamente vasco?
Así rápidamente se me ocurren un par de cosas: un puesto de aduanas en la N1 a la altura de Miranda de Ebro y una selección de fútbol. Pero claro, puestos a transitar el camino de los absurdos, esto también lo podrían reclamar los salmantinos o los gaditanos. Nada ni nadie amenaza o cercena el sentimiento vasco ni la identidad de los individuos o el pueblo en su conjunto.
Esto está tan claro, como que detrás de todo se esconde la mezquindad de algunos que abusan del sentimiento popular para mantener a flote una utopía que se hunde por su propio peso, no porque no sea o haya sido justa, sino porque la actualidad de este siglo veintiuno, la ha caducado.

Nota: Soy de ascendencia vasca en un 75%, es decir, tres de mis cuatro abuelos, eran descendientes de vascos. Trabajo y recorro mesualmente alguna de las provincias del País Vasco y puedo decir sin temor a equivocarme que son uno de los pueblos más hospitalarios que conozco. El País Vasco es bello y acogedor; es un lugar donde cualquiera se siente cómodo y en su casa, por eso me duelen estas circunstancias, tan alejadas del sentimiento mayoritario de la gente que solo aspira a vivir en paz y adorando su pueblo y su geografía.