(Una fórmula tan explosiva como peligrosa e impredecible)
Podría ser una fórmula química con componentes de Nitrógeno, Potasio y Carbono. Seguramente daría algo muy explosivo y en consecuencia peligroso. Pero no es una fórmula química, son las siglas de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner, una fórmula de consecuencias imprevisibles, si tenemos en cuenta el espejismo que NK quiere presentarle a su gente para convencerlos de que todo marcha viento en popa y la ilusión que CK quiere venderle a propios y ajenos (recordar que anda de gira por el mundo haciendo lobby) de que lo mejor aún está por venir y que llegará de su mano.Claro que toda esa mentira sobre falsos bienestares e inmejorables porvenires se da de bruces contra la mayoría de las noticias que aparecen a diario en la prensa argentina en internet. Inseguridad ciudadana, huelgas, piquetes, secuestros express, extorsiones del gobierno a los distintos sectores productivos, emisión indiscriminada de moneda para mantener los tipos de cambio, regulación forzosa de precios y tarifas de los servicios, funcionarios investigados porque rapiñan todo lo que les pasa cerca, trabajo en negro, "planes trabajar" para falsear las cifras del desempleo, sistemas de transporte deficitarios y deficientes, puentes cortados, falta de gas en invierno y de luz eléctrica en verano, en fin que la lista sería interminable.
Pero la frutilla de la torta, para demostrarnos una vez más que la mentira es interminable, aparece hoy: “Córdoba: una mujer decidió alquilar su vientre para poder mantener a su familia”, una noticia que deja entrever claramente la situación angustiante que padecen decenas de miles de argentinos que no cuentan para ninguna estadística; ni para la que habla del aumento en la facturación de las grandes superficies comerciales, ni para la que destaca el gran aumento en la construcción y la venta de automóviles cero kilómetro, ni para la que anuncia el récord de turistas en las vacaciones invernales, ni para la que quiere hacernos creer que el desempleo se sitúa en un dígito.
Esta mujer, además de haber caído en desgracia, tiene, como millones de sus compatriotas, la puta suerte de no existir para las estadísticas y de no importarle un carajo a nadie.