miércoles, agosto 26, 2009

Historia de un AVATAR

Esta “lengua Stone” que hoy me identifica en facebook tiene una historia particular. Resulta que mi hija Nadia, desde muy pequeña demostró gran habilidad y creatividad para las manualidades. Pasaba horas con una tijerita, voligoma, papel de colores y marcadores. Todo lo acompañaba con tarjetas, dibujos e ilustraciones. Los llamaba “trabajitos” y en ellos basó una forma de comunicación que se extendía a todas las personas de su entorno. Por ejemplo, si un domingo íbamos a visitar a los abuelos, el día anterior preparaba algo.

-¿Qué estás haciendo Nadia?

-Un trabajito para el abuelo.

Como “a menudo los hijos se nos parecen”, además de la mente creativa (jeje) también heredó de su padre la pasión por los Rolling Stones. Fue creciendo y volviéndose una “rolinga” genuina. En el 94 con apenas doce años no la llevé a River más por precaución que por temor, pero en el 98 a punto de cumplir dieciséis fuimos juntos a compartir el Bridge to Babylon; hubiera ido de todos modos.

Las referencias stones en aquella época aparecían en todas partes de nuestras vidas. Grabaciones, dibujos, carpetas con fotos, ropa rolinga, pelo rolinga... en fin que era como que vivíamos en un ambiente Jagger-Richard.

Días pasados, hurgando en los libros de Neruda, cogí “Los Versos del Capitán”, que es un poemario que me gusta mucho y que por lo visto, hacía mucho que no hojeaba. Ni bien lo abro, aparece entre sus páginas una lengua stone recortada (mi actual avatar) con el mensaje correspondiente en su reverso, prueba indicativa de la autora

En un primer momento me asaltó la duda de si realmente yo había visto antes “el trabajito” y allí lo había guardado o si Nadia lo puso ahí en aquel momento con la esperanza de que yo lo encontrara algún día. Al haber visto tanta cosa Stone durante tanto tiempo, la duda persiste. De todos modos lo bueno, es encontrar esta especie de mensaje en una botella, con semejante dedicatoria. Es que “a menudo los hijos se nos parecen y así nos dan la primera satisfacción”.

martes, agosto 04, 2009

Bruce Springsteen en Santiago

180 minutos de música
para rejuvenecer 10 años



Así son los grandes acontecimientos: o participas de ellos o te los cuentan. Cuando anunciaron que Bruce Springsteen iba a tocar en Santiago no tuve la más mínima duda de formar parte del hecho histórico. Compré la entrada el mismo día que salieron a la venta en el mes de marzo y a partir de entonces comenzó una cuenta regresiva. Finalmente iba a ver un concierto del Boss, algo que, con sinceridad, no creía ya. Repasando un poco el pasado recuerdo que Bruce comenzó a gustarme a partir de 1984 con el exitazo de Born in the USA . Temporalmente, me encontraba en Toronto en aquellos días y recuerdo bien que las entradas para la gira de presentación del disco en USA y Canadá se vendieron en su totalidad en pocas horas. Era la prehistoria de internet y para hacerse con un ticket había que hacer fila en una taquilla. Increíble.
Fueron pasando los años y la posibilidad de que el Boss y yo compartiéramos el mismo cielo durante un concierto iba dependiendo cada vez más de que, yo estuviera en forma y él con ganas de seguir en la carretera. La espera valió la pena porque el astro deslumbró Santiago y yo pude formar parte de las cuarenta mil estrellas-corazón que brillaron en su cielo.
¿Cómo no tener la firme sensación de que las tres horas de concierto han sido un lifting para tu cuerpo, tu espíritu y tu alma? ¿Cómo no sentirse pleno de felicidad cuando ves a un tipo que se deja, para ti, la piel y los huesos en el escenario? ¿Cómo no sentirse triste cuando regresas caminando a tu casa y te das cuenta que la estela del cometa ya es un punto que se aleja hacia el infinito? ¿Como evitar el insomnio a pesar de estar destruido físicamente porque cierras los ojos y no puedes parar de cantar y bailar? ¿Cómo evitar el sentimiento de grandeza que te provoca saber que has estado allí, en el mismo lugar de espacio tiempo donde se ha escrito una línea de la historia?
Al final te quedas dormido porque vuelves a encender la luz y miras otra vez los clips que grabaste en el móvil... es ahí cuando te cae la ficha de que todo ha sido verdad y entonces sí, te dispones a soñar.