Esta “lengua Stone” que hoy me identifica en facebook tiene una historia particular. Resulta que mi hija Nadia, desde muy pequeña demostró gran habilidad y creatividad para las manualidades. Pasaba horas con una tijerita, voligoma, papel de colores y marcadores. Todo lo acompañaba con tarjetas, dibujos e ilustraciones. Los llamaba “trabajitos” y en ellos basó una forma de comunicación que se extendía a todas las personas de su entorno. Por ejemplo, si un domingo íbamos a visitar a los abuelos, el día anterior preparaba algo.
-¿Qué estás haciendo Nadia?
-Un trabajito para el abuelo.
Como “a menudo los hijos se nos parecen”, además de la mente creativa (jeje) también heredó de su padre la pasión por los Rolling Stones. Fue creciendo y volviéndose una “rolinga” genuina. En el 94 con apenas doce años no la llevé a River más por precaución que por temor, pero en el 98 a punto de cumplir dieciséis fuimos juntos a compartir el Bridge to Babylon; hubiera ido de todos modos.
Las referencias stones en aquella época aparecían en todas partes de nuestras vidas. Grabaciones, dibujos, carpetas con fotos, ropa rolinga, pelo rolinga... en fin que era como que vivíamos en un ambiente Jagger-Richard.
Días pasados, hurgando en los libros de Neruda, cogí “Los Versos del Capitán”, que es un poemario que me gusta mucho y que por lo visto, hacía mucho que no hojeaba. Ni bien lo abro, aparece entre sus páginas una lengua stone recortada (mi actual avatar) con el mensaje correspondiente en su reverso, prueba indicativa de la autora
En un primer momento me asaltó la duda de si realmente yo había visto antes “el trabajito” y allí lo había guardado o si Nadia lo puso ahí en aquel momento con la esperanza de que yo lo encontrara algún día. Al haber visto tanta cosa Stone durante tanto tiempo, la duda persiste. De todos modos lo bueno, es encontrar esta especie de mensaje en una botella, con semejante dedicatoria. Es que “a menudo los hijos se nos parecen y así nos dan la primera satisfacción”.