miércoles, agosto 23, 2006

Sensaciones de un extranjero en Italia



Volví deseando que mis “blogamigos” tuvieran las mismas ganas que yo de este reencuentro. He estado en Italia 10 días recorriendo Florencia, Perugia, Asis y Roma. Es mi primera vez en esta parte de la península, ya que antes había estado en Milán y Génova. Soy de los que creen que una primera visión no es válida para emitir un juicio acertado sobre una ciudad o país, al igual que sucede con las personas, aunque sí creo que la primera impresión casi siempre resulta definitiva.
Florencia me pareció una ciudad somnolienta llena de tonalidades rojas; una ciudad apacible en la cual el reloj arranca y para según el deseo de cada uno de sus visitantes; una ciudad donde uno cree que puede encontrase con Leonardo Da Vinci dibujando en el portal de una casa cualquiera. La cultura abruma, y más aún, a aquellos que venimos de países con apenas doscientos años de historia. Pararse frente a monumentos como el Duomo, el Palacio Vecchio o el Campanile de Giotto, construidos en torno a los años 1300-1350, produce una extraña sensación si uno piensa que en el río de la Plata iban en taparrabos, vivían en chozas y de la caza y de la pesca (como decían los libros de escuela). Estar en Florencia es estar en la casa de Dante Alighieri, de Bocaccio y de DaVinci, entre otras personalidades florentinas.
Perugia y Asís, son el corazón de la Umbría, una zona tan verde y desbordante de naturaleza como Galicia. Estas ciudades, que hoy se explayan sobre la ladera de los montes circundantes, mantienen sus cascos medievales en las partes más altas y seguras. Durante mucho tiempo estuvieron enfrentadas. San Francisco de Asís, fue un guerrero que abandonó todas sus riquezas familiares allá por el año 1200, luego de la guerra contra Perugia. Hoy la ciudad, además de ofrecer una variada riqueza arquitectónica medieval y romana, es una lugar de peregrinaje al santo que renunció a los bienes materiales para vivir en la más absoluta pobreza y fundar la orden de los Franciscanos.
Perugia, en cambio, es una ciudad pujante y moderna, que destaca por su Universidad. Estudiantes de todas las partes del mundo, llegados para aprender el italiano, dan un colorido multicultural pocas veces visto, a una ciudad, también famosa por sus chocolates.
Finalmente llegué a Roma, luego de dos horas y media de tren. Para hablar de Roma debería escribir un “lo que me gustó y lo que no”. Las ciudades mito, como Roma, Paris, Nueva York o Londres por citar algunas, casi siempre enamoran o desencantan. Uno preconcibe, tal vez inconscientemente, imágenes y sensaciones, que al pisar su suelo pueden o no coincidir con la realidad. También se debe tener en cuenta, que todos sentimos diferente, por lo tanto, lo que para unos es brillante para otros puede resultar decepcionante.
De Roma me gustó su historia palpable. La que está en su arquitectura; en las estatuas; en las fuentes y hasta en la gastronomía. Es una ciudad que bulle las veinticuatro horas del día, donde la gente es extremadamente agradable y bien educada. Da la sensación, al igual que París, de que por más que uno vuelva, nunca terminará de conocerla. Cada callejuela, avenida o rincón de la ciudad tiene su encanto y conviene mirar con frecuencia hacia arriba, porque mucha de su belleza se encuentra en los frisos, capiteles, puertas y ventanas. Como valor agregado, Roma tiene al río Tíber y la gran cantidad de puentes que la cruzan y a la Ciudad del Vaticano, donde estoy seguro que hasta el más agnóstico o ateo siente que se le acelera el pulso parado en medio de la Plaza de San Pedro o dentro de Capilla Sixtina.
De este primer viaje me quedo con la Fontana di Trevi, por su belleza y por el ambiente que se crea a su alrededor. Es un monumento que estamos aburridos de verlo en las películas y folletos, pero al desembocar en su pequeña plaza y quedar cara a cara con Neptuno, se tiene la sensación del montañista que alcanza una cumbre. Toda esa gente sentada en las escalinatas, simplemente mirando la roca o con la vista perdida en el fondo lleno de monedas, es un escenario que uno no quisiera abandonar jamás. Estoy seguro que a todos les da tristeza marcharse y que íntimamente se juran volver.
Por otra parte Roma me pareció una ciudad muy sucia y ruidosa. La gran cantidad de turistas a diario genera enormes cantidades de basura que nadie recoge y las bocinas, al cabo de un día, terminan siendo parte del entorno. El tráfico es caótico e impera la ley del más fuerte y del más audaz. Viviendo tres días en Roma acabé comprendiendo que lo que se hereda no se roba: por momentos me creí en Buenos Aires.

sábado, agosto 12, 2006

ROMA...
...allí estaré hasta el 21
nos reencontramos a la vuelta

jueves, agosto 10, 2006

En un futuro no muy lejano

Esta será la imagen de un check-in en cualquier aeropuerto


Como sigan así las cosas, viajaremos en pelotas. ¿Alguien tiene alguna duda?

En nombre de la libertad cada vez tendremos menos libertad. Me encantaría saber dónde está el centro de ésta espiral que nos está devorando a todos, lenta y sistemáticamente.

viernes, agosto 04, 2006

Estados Unidos se afila las uñas



Antes que nada diré que soy un tío de izquierdas, como se dice acá en España. Y lo soy por elección y conciencia, porque cuando era adolescente era de derechas. Pero a los veinte años me subí por primera vez a un avión y empecé a ver el mundo que había más allá de mis narices. Y desde entonces no he parado. Entre lo que he visto y he leído, me he formado una opinión que me permite argumentar por qué soy de izquierdas y no de derechas.

El caso de Cuba que ocupa las portadas de la prensa mundial, ha generado infinidad de charlas, debates y discusiones en todos los ámbitos. ¿Quién en estos días no se ha visto inmerso en alguna de estas charlas?
Los diarios de hoy titulan “Bush expresa su "compromiso absoluto" de apoyar a los cubanos para lograr una transición democrática”, y yo pienso “Joder!, el chacal ya se está afilando las uñas”.
No voy a entrar en el debate inútil de analizar el régimen político de Castro, porque es a todas luces una dictadura, pero no acepto la visión ignorante y facilista de los que opinan de Cuba, su líder y su régimen acotándose a determinados sucesos que sacados de contextos cobran una dimensión tan desmesurada como irreal.
A la Cuba actual hay que verla como el resultado de los hechos histórico-políticos que arrancan a partir de la guerra de 1895, donde comienza a gestarse el fin del colonialismo español en el Caribe. Los Estadounidenses, veían como se acercaba el fin de la guerra hispano-cubana y con ella el triunfo de Ejercito Libertador de Cuba y en consecuencia la pérdida de la isla, a la cual querían conservar como colonia, al igual que lo hicieran con Puerto Rico y Filipinas.
Cómo tantas veces a lo largo de la historia, los norteamericanos “inventaron” la excusa para entrar en guerra. En febrero de 1898, semanas después de instalado el régimen autonómico y días antes de celebrarse las elecciones parlamentarias, el gobierno de EE UU, envió al acorazado Maine a La Habana, con el pretexto de los graves disturbios promovidos por los integristas. La presencia de una nave de guerra, era clara demostración de que EE UU se disponía a intervenir en el conflicto. El día 15 la nave fue volada con un saldo de 266 tripulantes y 2 oficiales muertos. España, que evitaba cualquier incidente que pudiera hacer entrar en la guerra a los norteamericanos, fue acusada del atentado. La comisión española determinó que la explosión se originó en la nave. Milagrosa y misteriosamente, la totalidad de la oficialidad de raza blanca del acorazado, se hallaba en tierra cuando ocurrió el atentado.
A partir de allí, el presidente Mc Kinley convocó a 125.000 voluntarios y se dispuso a atacar los puertos de San Juan en Puerto Rico y Manila en Filipinas, donde entró a saco en la bahía hundiendo la totalidad de la flota española.
En abril de 1898, el Congreso de los EE UU emitió la Resolución Conjunta que establecía que “la isla de Cuba es y de derecho es y debe ser libre e independiente” (obsérvese que 108 años después Bush utiliza el mismo discurso). Simulando estar aliados a los cubanos rebeldes, invadieron la isla por oriente. En julio, destruida la escuadra española, se comenzaron a notar las verdaderas intenciones del ejercito invasor: las tropas cubanas fueron separadas de todo campo de decisión.
El 10 de diciembre se firmó el Tratado de Paris que dio por terminada la guerra y dejó las colonias españolas en manos de Estados Unidos, impidiendo éstos, que una representación cubana estuviera presente en las conversaciones y la firma del tratado.
El 1 de enero de 1899 se traspasó el gobierno de Cuba a Estados Unidos y como ocurriera cien años después en Irak, el país invasor ocupó la administración de Cuba y colocó como gobernador a un general del ejercito.
Los siguientes sesenta años transcurrieron entre el idilio que provocó en muchos cubanos la “bonanza” que trajo aparejada el cambio de metrópoli y la rebeldía que se fue gestando en otros que veían, con absoluta claridad, como Washington se apoderaba lenta pero sosteniblemente de la totalidad de los recursos económicos y estratégicos de su país, hasta transformarlo en el paraíso de los gangsters, la prostitución y el dinero negro.
Esta claro que los Estados Unidos no se han podido quitar aún, la espina de haber perdido su “solarium”, y que la deuda pendiente la han ido tomando como una posta cada uno de los presidentes que han pasado por la Casa Blanca. Con mayor o menor énfasis, todos, absolutamente todos, han querido ser quienes recuperen la isla definitivamente y para ello no han escatimado esfuerzos. Desde el chantaje al boicot pasando por el embargo. Pero el pueblo cubano, liderado por Castro, de la manera que haya sido, ha resistido durante casi cincuenta años, lo que el cobarde invasor no pudo resistir en Vietnam ni resistirá en Oriente Medio. La dignidad de Castro y su pueblo queda avalada, sencillamente, por la disparidad de fuerzas existente entre quien ataca y quien defiende.
Personalmente, cuando la lucha es desigual, simpatizo con el más débil, porque estoy convencido que sólo la “posesión de la verdad” es capaz de hacer que el más débil pelee hasta el final, conciente de su derrota.

martes, agosto 01, 2006

¡Bush toma su whisky y cuenta los muertos!



Esto gritaba un libanés desesperado entre los escombros que sepultaron a más de cincuenta personas, la mayoría niños discapacitados, que se refugiaron en el sótano de un edificio que fue bombardeado. Y yo creo que este hombre, en medio de su delirio, no debe estar muy equivocado.
La película que estamos viendo no es más que una burda remake de la película que los Norteamericanos estrenaron en Vietnam, a principios de los 70, cuando asumieron que eran los iluminados que debían establecer en el mundo los qué, cómo, cuándo, dónde y por qué. Pasados apenas treinta años, han tomado un impulso, que no hay Cristo u organización que pueda hacerles frente. Todos los que asistimos atónitos a sus excesivas demostraciones de fuerza nos preguntamos lo mismo “¿dónde está el contrapeso que genere algo de equilibrio en la política internacional?”. Pues el equilibrio ya no existe, porque cayó la Unión Soviética y porque Europa, finalizada la segunda guerra mundial, se “durmió” reconstruyendo el continente y agradeciendo el haberles librado de la amenaza de Hitler. Pero el monstruo de cuatro cabezas había nacido mucho antes y la segunda guerra mundial no fue más que un pretexto o una vía para llegar al siglo veintiuno como denominadores comunes de un orden que ellos establecen a su antojo.
La política es equilibrio, por eso en una democracia existen las cámaras, las representaciones parlamentarias y cada cuatro o cinco años hay elecciones para renovar los mandatos. Gobernar por la vía de la fuerza, no es más que una dictadura.
Bush y sus secuaces hoy, están sometiendo al mundo, a una clase de tiranía que bien podría ponerse en paralelo a la que quiso establecer el Tercer Reich en su momento.
Hay una clara voluntad de exterminar a un enemigo satánico, que amenaza a la humanidad. ¿No es eso lo que voceaba Hitler ante las masas reunidas en la plaza de Berlín? ¿Se imaginan hasta dónde podría haber llegado el Fürer con los actuales medios de comunicación? ¿Cuál es la diferencia entre aquella situación y la actual?
Pues ninguna, más bien lo que hay es un paralelismo que asusta. La ambición desmedida por establecer un orden que convenga; la ambición desmedida por hacerse dueño de los mejores recursos económicos; la ambición desmedida por ejercer de juez y parte en cada rincón del universo.
Mientras tanto los pseudo-líderes europeos asisten y asienten como meros actores de reparto y pasean su hipocresía y genuflexión de foro en foro. Todo lo que declaran ante las cámaras de TV se queda ahí, porque nada pueden hacer frente al bloque formado por Estados Unidos y Gran Bretaña con derecho a vetar todo lo que no les convenga a sus intereses o a los de sus aliados. Es decir, venimos a confirmar lo que todos sabemos desde siempre: cualquier organización internacional con miembros con derecho a veto no es otra cosa que una organización al servicio de dichos miembros. Hoy Israel con la connivencia de Bush y Blair, puede desplegar un poderío desmesurado sobre un pueblo indefenso ante la barbarie. ¿Fue Herodes quien para asegurarse de eliminar al Mesías mandó a asesinar a todos los niños recién nacidos en Belén? ¿Y entonces?