Miraba llover a través de los cristales. Tenue y pertinaz el agua caía agitada, como en un juego de niños, por el viento. Miraba llover con la vista puesta en los andenes de la estación. Puedo pasarme así, horas interminables, aguardando la llegada de los trenes mientras observo la gente que apura el paso para recorrer los casi cien metros que separan el edificio principal de la avenida. El semáforo, cada tanto, interrumpía y obligaba a los viandantes a soportar el agua que no buscaba la vertical sino que danzaba en pequeños remolinos volviendo inútiles los paraguas.
El otoño siempre me ha parecido una estación de matices caleidoscópicos. Adoro el otoño y sus imágenes desleídas; las calles alfombradas de hojarasca y el sabor dulce y húmedo del aire que respiramos. Tal vez porque fue una tarde de noviembre la última vez que nos vimos, nos besamos y estuvimos eternamente mirándonos sin hablar como tanto nos gustaba, cada vez que llueve siento una profunda nostalgia de ti y de nuestra historia.
Hoy miraba llover a través de los cristales, con la esperanza de verte llegar otra vez, como tantas otras tardes, desde la estación. El gato, que observaba atento la calle, sentado en el alféizar de la ventana, movió repentinamente la cola, lanzó un pequeño maullido y apoyó la planta de su mano derecha en el vidrio. Me di cuenta que ambos te habíamos visto al mismo tiempo.
En medio del grupo apretado de personas que cruzaban la avenida también cruzabas tu. Un año atrás hubiera calculado el tiempo exacto hasta oír tu llave abriendo la puerta. A pasos largos y bajo el paraguas verde que te habías comprado en Londres atravesaste nuestro campo visual. Cuando los autos reanudaron la marcha, sólo quedó en mi retina una figura difusa como esas que se quedan en las fotos que salen movidas o con escasa iluminación. Estamos tan lejos y has pasado tan cerca, pensé. Ni siquiera levantaste la mirada hacia mi ventana; simplemente pasaste.
El gato lamió varias veces sus manos y se marchó a sentarse junto a la puerta. Sentí pena por él: era tu gato, aunque estoy seguro que de haber podido decir algo, hubiera intentado consolarme. Después de todo además del recuerdo, era todo lo que me había quedado de ti. La insistencia del timbre de calle me obligó a respirar hondo, pero no atendí: preferí continuar mirando llover a través de los cristales.
El otoño siempre me ha parecido una estación de matices caleidoscópicos. Adoro el otoño y sus imágenes desleídas; las calles alfombradas de hojarasca y el sabor dulce y húmedo del aire que respiramos. Tal vez porque fue una tarde de noviembre la última vez que nos vimos, nos besamos y estuvimos eternamente mirándonos sin hablar como tanto nos gustaba, cada vez que llueve siento una profunda nostalgia de ti y de nuestra historia.
Hoy miraba llover a través de los cristales, con la esperanza de verte llegar otra vez, como tantas otras tardes, desde la estación. El gato, que observaba atento la calle, sentado en el alféizar de la ventana, movió repentinamente la cola, lanzó un pequeño maullido y apoyó la planta de su mano derecha en el vidrio. Me di cuenta que ambos te habíamos visto al mismo tiempo.
En medio del grupo apretado de personas que cruzaban la avenida también cruzabas tu. Un año atrás hubiera calculado el tiempo exacto hasta oír tu llave abriendo la puerta. A pasos largos y bajo el paraguas verde que te habías comprado en Londres atravesaste nuestro campo visual. Cuando los autos reanudaron la marcha, sólo quedó en mi retina una figura difusa como esas que se quedan en las fotos que salen movidas o con escasa iluminación. Estamos tan lejos y has pasado tan cerca, pensé. Ni siquiera levantaste la mirada hacia mi ventana; simplemente pasaste.
El gato lamió varias veces sus manos y se marchó a sentarse junto a la puerta. Sentí pena por él: era tu gato, aunque estoy seguro que de haber podido decir algo, hubiera intentado consolarme. Después de todo además del recuerdo, era todo lo que me había quedado de ti. La insistencia del timbre de calle me obligó a respirar hondo, pero no atendí: preferí continuar mirando llover a través de los cristales.
28 comentarios:
"Llueve, detrás de los cristales llueve y llueve..." dijo el Nano.
"Y el gato que está triste y azul, nunca se olvida que fuiste mía..." dijo Roberto Carlos.
Tengo la costumbre de ponerle canciones a las palabras.
Y ahora me quedo con November Rain a full! Un temón.
Qué linda aunque triste, tu historia. No sé por qué se me ocurre que no es ficción.
Pero después de la lluvia siempre sale el sol y nacen los nuevos amores que nos llenan de energía y nos alegran el corazón.
Abrazo de tango para ti, amigo.
BACI, STEKI.
Preferiste continuar mirando llover?...
Naaa no te creo
Un abrazo grande!
Qué lindo (a pesar de lo triste), muy emotivo!
Celebro esta faceta sensible =)
PD: Qué lindo es ver llover durante horas!!
Este anio redescubri el otonio y la hojarasca y el sabor dulce y humedo del aire que tan bien describis. Solo que no me gusta cuando alguien simplemente pasa o peor aun cuando vemos pasar a ese alguien, simplemente. Genial relato, como siempre.
Seguro que siempre la verás con el paraguas verde, pero afortunadamente los recuerdos con el paso del tiempo son eso, "recuerdos".
Sí, es muy bonito el otoño.
Qué preciosa imagen la d mirar a través de un cristal :)
Qué tal va todo? :D
Después de tanto tiempo he venido para quedarme. Volveré siempre x aki.
Un abrazo
vuelvo con calma...
Un beso.
"Adoro el otoño y sus imágenes desleídas; las calles alfombradas de hojarasca y el sabor dulce y húmedo del aire que respiramos"
La prosa poética le va muy bien. Anímese que desde las altas temperaturas que soportamos por Bs as visitar sus letras impregnan de frescura.
Qué no decaiga, está muy inspirado!!
besote grande.
Lili
Mar de cristales que se apropian de la mirada.. un sentimiento de ausencia, un frio otoño que se hace conocer.. pero nada es eterno.. todo se transforma, gira, esta en movimiento!!
Besitos !!! :)
Te leo y re-leo y me eriza la piel tu relato....
Te dejo un beso
LaLy
Me conmovió tu relato Marcelo!
tristongo, pero...
aparte
Los Gun's y
Los Procol
le dan abundante melodía a tus palabras!
...muero con
"Con su blanca palidez"
Un abrazo de color mmmm
ya veremos, je!
Oso
El otoño es la estación que más me lleva a la melancolía, será que todo va muriendo .... y lo que fueron profundos sentimientos, tbn???
La habrás visto realmente o tu imaginación te jugó una mala pasada y sólo era nostalgia de otros días de lluvia en que la veías llegar bajo su paraguas verde comprado en Londres???
Que bueno te haya gustado la canción de Billy Joel , la letra es maravillosa y la música increíble.
Me olvidé comentarte el otro día que me gustó mucho la versión del tema de Damien Rice. No la conocía y la voz de Ana Carolina me pareció bellísima y Seu Jorge está a su altura.
Viste Closer???? Yo sí , varias veces y me encanta.
Te beso y que sigas bien.
REM
excelente gusto musical y adoro cuando llueve nose hace que todo se sienta diferente, hasta creo que tiene su aire magico en algunas ocasiones, abrazos y buen inicio de semana
Que hermoso y simple a la vez es lo que decís.............
Fijate
Hace tiempo que no lo hago de sentarme a sentir la lluvia desde adentro ...
Y aunque sé estar a solas conmigo
y me gusta.........
quizás me resista a sentirme con la lluvia detrás de los vidrios de mi apartamento.........
La próxima vez que llueva lo haré ya ves....
que importante se transforman los pensamientos en nosotros
los que leememos las almas de otros que ven la vida con lágrimas desde el cielo.
Poeta muy bello
gracias por compartirlo con ....................
nosotros los bloggers sin tiempo
No pienses que no te leo, vengo leo y me quedo a escuchar tu música, pero no sé que me pasa que últimamente siento que lo que yo diga en mis coment no va a aportar mucho, en fin, que te quiero mucho, que te mando un abrazo y que sigas filosofando todo lo que te de la gana, que es un placer perderse en tus lokuras, siempre aquí, aunque escondida, su
La lluvia invade el alma de sonidos nostalgiosos.
Son muy bellas tus letras, querido compañero.
Un abrazo debajo del paraguas.
MaLena.
Hola Marcelo,
Enhorabuena por tu forma de escribir, poesía y prosa.
Me emocionó tu relato, me gusto de principio a fin, y la música que has elegido es impresionante.
Como duele el desamor, pero ya sabes que la lluvía trae consigo el arcoiris, el olor a hierba mojada, el olor a vida, el amor volverá, después de la lluvia, de las lágrimas.
Volveré a leerte.
Besos,
Gracias por visitarme, me encantó
Contesté también tu otro blog
Q linda la lluvia, me encanta (mientras estoy en casa, obvio).
Volví marce, había abandonado la onda blogger jajajaj.
Bueno, te mando un abrazo grande.
Che, una duda, cómo hacés para ponerle música al blog??
jaja
Saludos!!
Hey, you! Where are you?
Te ahogaste en la lluvia de noviembre?
En Mendoza morimos de calor, 37° aprox, estos días. Qué nos quedará para el verano, eh?????????
Un abrazo iluminado para ti, Marce.
BACI, STEKI.
Perdón, olvidé contarte algo: fui a ver a Santaolalla & Bajofondo. Los escuchaste?
Bueníiiiiiiiiiiisimo!
Sí, sí, ya me voy.
Bss.
Hola...tu espacio y el agua de lluvia son un oasis por estos dias.
Un beso
LaLy
Me conmovio, me toco el alma y el corazon, me encanta la lluvia y tu la describiste tan romantica a traves de esa ventana...
Lindo tu blog,
un saludo!
Pasé a saludarte.. te dejo un beso.. gdeeeeeee
buen fin de semana!!
Esos dias son los que a mi me gustan mucho... me ayudar a escribir! te debo tus postales prometo mandarlas un dia... creeme que han sucedido muchas cosas... por eso no te las he enviado!!! disculpame por favor!!!
Que lindos son los gatos negross!! :)
Para la lluvia, y si hay tormenta mejor, prefiero Rachmaninov
Pero los Guns son e soundtrack de mi adolescencia!
Usted debe estar muy ocupado últimamente!
Marce, juraría que te envié el número del hotel junto con los demás, quizá se me escapó. Perdona. La verdad no paré ni un segundo. GRACIAS por estar pendiente. Un beso gigante y que estés muy bien ♥
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