¿Y por qué no, solo...?
Desde pequeño me gustó la aventura. Adoraba la historia de los primeros conquistadores, aquellos que se lanzaban a la mar a ver qué había más allá del horizonte Mis primeras lecturas fueron relatos de Robert L. Stevenson, Daniel Dafoe, Jack London o Julio Verne entre otros... Siempre viví en primera persona toda aquella literatura fantástica en la cual el hombre se enfrentaba a los retos más difíciles y triunfaba o conquistaba espacios impensables para la mayoría de los humanos.
Creo que esta literatura debería ser obligatoria en la edad escolar, porque entiendo que abre un ángulo de visión fundamental de cara a los avatares que la vida regala a cada persona en su transcurso. Esto, sin dejar de lado, la importancia que tiene la ejercitación de la fantasía en la mente de un niño, para hacer de él, luego, una persona con ideas, sueños y ambiciones.
Al llegar a la adolescencia, tuve la suerte de tener un amigo, que sintonizaba la misma frecuencia de onda y juntos recorrimos con mochila y haciendo auto-stop el Uruguay y el sur de Brasil, mientras nuestras madres quedaban con el Jesus en la boca, en una época donde las comunicaciones instantáneas eran inexistentes.
Más tarde me fui con mi hermano y dos amigos a la “conquista” de Canadá. Fui pintor de brocha gorda, como se dice vulgarmente y de regreso de aquella pequeña experiencia me fui a conocer Mexico y sus ruinas de Teotihuacán.
Ya mayorcito, casado y con una hija, eché cables a tierra, pero la llamita de la aventura seguía ardiendo. Los avatares, a los que refería al principio, me fueron llevando al diseño gráfico y al periodismo. Así fue, que encontré la forma de seguir saliendo a ver el mundo, ésta vez, para escribir acerca de lo que veía. Pude conocer entonces, toda la Argentina, la mitad de Brasil y viajar a Europa y a los Estados Unidos en varias ocasiones.
Al venirme a vivir a España, a finales de 2002, conocí a un argentino, veterano como yo, con el mismo espíritu de aventura. Con él fuimos a Finlandia y a París, cargando una mochila y a dormir en albergues. Mi trabajo actual, en España, es como comercial, por lo que, cada semana recorro media península, -Portugal incluido- durmiendo cada noche en una ciudad diferente. He llegado a la conclusión de que viajar, es parte indisoluble de mi personalidad y parte fundamental en mi vida.

Lamentablemente mi amigo se ha vuelto a la Argentina y he quedado huérfano de compañero de viajes. Este año, pensando en mis vacaciones,concluí en que la falta de mi amigo, no podía quitarme el placer de mi “semanita de vida diferente”. Entonces dije ¿y por qué no, solo?... Me costó muy poco tiempo armar un pequeño periplo; comprar los tickets de avión y reservarme una cama en distintos albergues.
Ahora voy mejor equipado, con teléfono móvil, cámara digital y un i-pod, pero esa magnífica sensación de no saber qué va a ocurrir durante las próximas horas ni con qué ni con quién habré de coincidir en un punto del espacio, siguen generando en mí, la misma dosis de adrenalina que la primera vez.
El próximo viernes 8 de agosto emprenderé un viaje para conocer tres ciudades donde nunca estuve: Londres, Dublín y Liverpool.